El año pasado la compañía estadounidense de
refrigerios Frito-Lay lanzó una serie limitada de tortillas chips con empaques provistos de microchips supuestamente capaces de detectar el alcohol en la respiración de un usuario y,
si se les instruye, hacer una llamada a Uber.
La bolsa de Tostitos que detecta el alcohol en la respiración y ofrece un codigo de Uber |
Fue
un truco para llamar la atención, pero el uso de envases interactivos e
inteligentes no son una fantasía futurista. Ya puedes encontrar aceite de oliva
y cervezas artesanales conectadas a la nube y listas para informar sobre sus
orígenes a cualquier persona que pase con un teléfono inteligente.
En
el sector del aceite de oliva virgen extra, donde se cree que hasta el 70% del
producto vendido es falso, un grupo de productores está trabajando con la firma
tecnológica noruega Thinfilm para combatir el comercio de productos adulterados,
incorporando pequeños chips detrás de las etiquetas en las botellas de su producto premium que pueden comunicarse con teléfonos inteligentes.
Con
la aplicación iOlive, los compradores pueden ver dónde se cultivaron y
embotellaron las aceitunas (a menos, por
supuesto, que el aceite original se haya derramado y reemplazado).
Lucha contra el fraude: los productores de aceite de oliva están colocando microchips detrás de las etiquetas de su producto premium para ayudar a los clientes a identificar el producto real. |
Este
tipo de empaque interactivo no es nuevo: los códigos escaneables que pueden ser
utilizados por los consumidores para obtener más información sobre los
productos que están comprando, como la granja de donde provienen sus huevos,
han estado en uso por algún tiempo.
Pero además
de los códigos impresos, otras tecnologías incluyen chips electrónicos del tipo
utilizado por iOlive y Frito-Lay, y etiquetas RFID (identificación por
radiofrecuencia), que hasta la fecha se encuentran principalmente en la
logística de la cadena de suministro.
En
el futuro, la tecnología electrónica de pulverización, actualmente en fase de
investigación, podría utilizarse en lugar de los chips, facilitando la
integración con los envases de plástico y papel, mientras que las etiquetas
Bluetooth podrían enviar la información a los teléfonos
inteligentes habilitados.
Los empaques conectados a Internet prometen una gran gama de
beneficios: mayor transparencia, logística más eficiente, incluso una
disminución de las cargas familiares. «No hay absolutamente ninguna razón
por la que no pueda escanear su comida preparada y que le diga automáticamente al microondas
qué ajuste colocar», dice Andy Hobsbawm, cofundador de la empresa de
productos inteligentes EVRYTHNG.
Pero
incorporar productos electrónicos en nuestro empaque diario también genera
dudas sobre como descartar estos empaques.
«El
desafío con los empaques hechos con materiales múltiples es que es realmente
difícil separarlo y recuperarlo: es un proceso que consume mucha energía»,
dice Dustin Benton, director de política en funciones del grupo ambientalista
Green Alliance, que recientemente publicó un informe sobre el desafíos de
reciclaje a plazo asociados con materiales novedosos.
Benton
dice que es crucial para los diseñadores de envases comunicarse estrechamente
con los organismos de reciclaje, para asegurarse de que los productos sean
aptos para el reciclaje. Por ejemplo, colocar piezas electrónicas en las
asas de las botellas o en las tapas podría facilitar la separación de
contaminantes potenciales, dice.
El
fundador de Thinfilm, Davor Sutija, afirma haber respondido algunas de las
preguntas sobre el impacto medioambiental de los envases inteligentes. La
compañía evita usar silicona - refinada mediante un proceso de alta energía -
en sus etiquetas, y en su lugar ha invertido en un nuevo método de impresión en
tiras reciclables de acero delgado, que dice son el grosor del cabello humano.
Hobsbawm
también dice que, en un mundo ideal, las etiquetas de envases inteligentes
podrían ayudar a impulsar las tasas de reciclaje llevando información sobre qué
materiales se han utilizado en productos específicos y cómo reciclarlos.
¿A
los compradores les importa?
Además
del reciclaje, no está claro si los consumidores necesitan o desean la
tecnología.
El
analista minorista Bryan Roberts, director de análisis globales de la firma de
investigación de mercado TCC Global, dice que hay una brecha entre el interés
percibido que los consumidores tienen por este tipo de tecnología nueva y el
interés real cuando se lanza.
El
precio también es una barrera.
«Tal
como están las cosas, la tecnología de etiquetas de comunicación de campo cercano (NFC) utilizadas por Thinfilm siguen siendo demasiado costosa para que
sea un componente viable para muchos fabricantes», dice Roberts.
También
está la cuestión de si la electrónica es necesaria en absoluto. Hobsbawm dice
que los códigos QR más básicos y más baratos, impresos en papel y, por lo
tanto, fáciles de reciclar, pueden lograr la misma conexión entre el empaque y
la nube que cualquiera de los productos más sofisticados.
Los
códigos también pueden leerse en cualquier teléfono equipado con el software
adecuado, mientras que las etiquetas NFC actualmente no funcionan con iPhones,
excepto a través de Apple Pay, afirma.
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