Los consumidores son criaturas inestables:
queremos tener nuestra tarta de fresas en tonos rojos y comerla dos semanas
después. Pero los colorantes naturales que dan a los alimentos frescos un color
agradable pueden degradarse dramáticamente cuando se exponen a las técnicas de
procesamiento de alimentos. Esto ha llevado a los fabricantes a confiar en los
tintes sintéticos, para el disgusto de los consumidores actuales que tienden a
rechazar los aditivos sintéticos en los alimentos.
Actualmente, un equipo de científicos de
alimentos de la Universidad de Cornell ha descubierto una forma de procesar el
jugo de remolacha natural para que mantenga su color rojo brillante y permita
que los fabricantes de alimentos lo utilicen en lugar de tintes sintéticos en
una variedad mucho mayor de alimentos.
Según un paper
recientemente publicado, la mezcla de extracto de raíz de remolacha con goma de
algarroba, alginato de sodio o goma arábiga, sometida a una presión muy alta
mejora la estabilidad del colorante rojo durante el proceso de calentamiento,
así como durante el almacenamiento en frío hasta por seis semanas.
«Nuestro objetivo es proporcionar formas
limpias de modificar los ingredientes, utilizando el conocimiento y la
tecnología química que desarrollamos en el laboratorio, para ayudar a la
industria alimentaria a crear alimentos más saludables y sabrosos», dijo la
autora principal del paper Alireza
Abbaspourrad, Profesora Asistente de Química y Tecnología de los Ingredientes
en el Departamento de Ciencia de los Alimentos. «Estamos estudiando cómo
podemos usar ingredientes naturales, estabilizarlos, hacer que duren más e incorporarlos
a nuestras dietas».
Abbaspourrad y la coautora Olga
Padilla-Zakour, profesora y presidenta del Departamento de Ciencia de
Alimentos, junto con los investigadores postdoctorales Michael Joseph Selig,
Giovana Bonat Celli y Chen Tan presentaron una patente provisional para la
nueva técnica de procesamiento a través del Centro de Licencias de Tecnología
de Cornell.
Durante 100 años, la industria alimentaria ha
resuelto las demandas de los consumidores de alimentos procesados, con colorantes
sintéticos. En las etiquetas de ingredientes, estos tintes aparecen como Azul
1, Rojo 40, Amarillo 5 entre otros.
Sin embargo, los consumidores se han preocupado
cada vez más por los posibles efectos negativos para la salud de los colorantes
sintéticos. Por ejemplo, el tinte sintético Red 2 fue identificado como
carcinógeno por la FDA en la década de 1970 y sacado del mercado: el
consiguiente temor de los consumidores a los tintes rojos en general llevó a
las compañías de dulces a eliminar el rojo de sus productos durante más de una
década. La FDA determinó que otro tinte, Red 3, contribuyó al cáncer de piel y
lo prohibieron en productos que se usan en la piel, aunque sigue siendo legal
para su uso en alimentos.
El uso de pigmentos naturales en la industria
alimentaria se ha visto obstaculizado por la degradación de estos ingredientes
durante las operaciones cotidianas de procesamiento de alimentos: el extracto
de raíz de remolacha, por ejemplo, ya se usa ampliamente en bebidas, productos
lácteos y frutas, pero su color se degrada cuando se expone al calor, la luz o a
cambios en el pH.
La nueva técnica desarrollada por los
científicos de alimentos de Cornell utiliza la unidad de procesamiento de alta
presión hiperbárica de última generación en la Estación Experimental Agrícola
del Estado de Nueva York en Cornell, Ginebra. Normalmente, la unidad, que
somete los alimentos a presiones de hasta 87000 PSI, se usa en lugar del
procesamiento de calentamiento para matar las bacterias de los alimentos
frescos. Pero Abbaspourrad, Padilla-Zakour y sus colegas descubrieron que
también se puede usar para estabilizar el colorante.
A diferencia de algunos tintes sintéticos, el
jugo de remolacha es decididamente saludable. Se ha encontrado que tiene
propiedades anticancerígenas, antioxidantes, antiinflamatorias y
neuroprotectoras.
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